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Lunes, Octubre 14, 2024
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Cirugía de 10 horas en HRA:  Tumor abarcaba maxilar, órbita del ojo, paladar y fosa nasal

Hace unos meses una mujer de 45 años acudió hasta el Hospital Regional de Antofagasta, derivada de una consulta privada (extra sistema). El principal síntoma era el aumento de volumen a nivel de encía y mejilla izquierda.
La primera atención fue odontología, que derivó en diferentes exámenes dentro de los cuales se solicitó una biopsia de la lesión. El resultado de la biopsia fue un ameloblastoma , tumor benigno de origen dental, pero muy agresivo por su rápido crecimiento e invasión de las diferentes zonas de la cara.
El caso se presentó al Comité Oncológico del HRA concluyendo que la única opción de la paciente era realizar una gran cirugía resecando la totalidad del tumor alcanzando márgenes libres.
Jorge Arancibia, cirujano maxilofacial del HRA, explicó que la paciente tenía una lesión de mayor data a la primera consulta, sin enfermedad sistémica asociada y que al llegar al llegar al hospital presentaba una lesión a nivel de la encía que invadía la fosa nasal izquierda y comprometía la órbita y ojo izquierdo.
El profesional detalló que el tumor involucraba parte de la cara, el maxilar superior izquierdo, la órbita izquierda del ojo, el paladar y la fosa nasal. A esta gran invasión había que agregar que la masa ya estaba a unos milímetros de la base del cráneo, lo que apremiaba una intervención rápida.
El plan inicial de tratamiento, agregó Arancibia, fue resecar (extirpar) el tumor completamente, lo que implicaría sacar la mitad del maxilar, enuclear el globo ocular y amputar la mitad de la fosa nasal. Para planificar la cirugía, agregó, realizaron primero un escáner del área craneal, información que luego utilizaron para una impresión tridimensional del cráneo de la paciente, la que incluyó toda la masa tumoral.
El encargado de realizar gran parte de la intervención fue el cirujano de cabeza y cuello, David Coronel. La operación, explicó, constó de dos partes, la primera es la resectiva, en donde el tumor y las partes afectadas son extraídas. La segunda parte es la reconstructiva en donde el equipo médico aborda temas estéticos y funcionales.
“Comenzamos con una incisión en el canto lateral del ojo y se dirige hacia medial, por la parte lateral de la nariz, surco nasogeniano, labio cutáneo, luego vestíbulo oral, donde se levanta un colgajo pegado al hueso (abordaje de Weber – Ferguson)” describió Coronel.
“Cirugías grandes y complejas como estas son recurrentes en nuestro hospital, sobre todo porque tenemos una población en el norte del país particularmente expuesta al cáncer, tenemos mucho más y más agresivos. En lo particular esta patología no es un cáncer, pero es como lo fuera y se comporta como tal”, resaltó.
Finalmente, la resección del tumor y las áreas afectadas fue un éxito, incluso fue posible salvar el globo ocular de la paciente para fines estéticos, detalle no menor considerando que los datos preliminares hacían presagiar que sería necesario extirparlo. Si bien el ojo ya no era funcional, para la recuperación psicológica de la paciente esto será un factor importante.
Para David Coronel, hay dos puntos que es importante resaltar en esta intervención. Primero, el gran número de profesionales y técnicos que involucra operaciones como la mencionada. Fueron 10 horas de intervención, con cirujanos, asistentes, pabelloneros, antestesiólogos y arsenaleras.
El segundo aspecto destacado por Coronel fue la planificación preoperatoria, donde el modelo en tres dimensiones al que tuvieron acceso jugó un importante rol.
RECONSTRUCCIÓN
Tan desafiante como la extirpación completa del tumor y la resección de hueso y tejidos, fue la cirugía plástica posterior. De las 10 horas que duró el proceso, casi la mitad fue para reconstruir el área dañada.
Michel Marín, cirujano plástico del HRA que intervino a la paciente es quien entregó más detalles de esta parte de la operación.
La resección deja una lesión muy grande que hay que reparar y reconstruir, tanto en el ámbito funcional como estético y esa es la tarea que como cirugía plástica debemos llevar a cabo.
El gran desafío es dejar cubierta el área quirúrgica, desde donde se extirpó el tumor. Todo debe estar cubierto por partes blandas, tanto tejido muscular como cobertura cutánea.
“Esta es la primera de varias cirugías tendientes a lograr una adecuada rehabilitación tanto funcional como estética”, concluyó Marín.

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