Con actividades de cierre en los sectores de Vista Altos del Mar en Antofagasta y Nueva Covadonga en Tocopilla, el Programa Acción Familia del FOSIS finalizó su intervención 2024 apoyando a 76 familias en situación de vulnerabilidad social. A través de talleres, planes personalizados y apoyo material, las familias participantes fortalecieron sus dinámicas familiares internas, desarrollaron habilidades socioemocionales y avanzaron en la mejora de su calidad de vida.
El programa, financiado por el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS), trabajó con 41 familias en Antofagasta y 35 en Tocopilla, promoviendo el desarrollo de “Habilidades para la Vida” en hogares más vulnerables, especialmente aquellos con niños, niñas y adolescentes. A partir de un diagnóstico participativo, cada familia elaboró un “Plan de Trabajo Familiar”, acompañado por profesionales y talleres formativos.
En ese sentido, la Directora Regional del FOSIS Antofagasta, Claudia Ardiles, señaló que “el mayor valor fue haber contribuido a fortalecer las dinámicas familiares desde un enfoque emocional y humano. Las familias no sólo resolvieron problemas materiales, sino que también aprendieron a gestionar sus emociones, mejorar su comunicación y construir entornos más sanos. Esa transformación interna es lo que realmente impacta en su calidad de vida a largo plazo”.
“La unión familiar es lo principal”, expresó Danisa Galleguillos, presidenta de la junta de vecinos del condominio Vista a Todo el Mar y participante activa del programa. “Antes gritaba, ahora me siento a conversar. Cambié actitudes que no sabía cómo abordar, y eso lo logramos con el tiempo y con los talleres. Ser más empática, más tolerante, eso lo valoro profundamente”.
Los talleres abordaron temáticas como la empatía, la identificación de roles familiares, la comunicación y el manejo de emociones. Se aplicaron herramientas como el genograma, que permitió visualizar la dinámica entre los miembros del hogar y reforzar la importancia del diálogo. Claudio Ruiz, usuario del programa, comentó que “la comunicación se volvió mucho más fluida, mucho mejor. El taller que más me marcó fue el de la comunicación directa”.
Al finalizar, cada familia recibió un bien significativo que les permitió abordar una necesidad concreta del hogar, generando efectos tanto físicos como emocionales. Guadalupe Plaza, comentó que “recibimos un comedor. Nos sirvió mucho porque nos une como familia, no solo para comer, también para conversar y reunirnos. Es esencial”. En tanto, Elizabeth Urla destacó que este proceso “enseñó respeto, tanto en el entorno laboral como en el hogar. Eso me ha ayudado a reaccionar mejor frente a los problemas”.
Desde la coordinación del programa, Lizeth Castro destacó el compromiso de las familias y el impacto del proceso, “los aprendizajes más significativos tienen que ver con el funcionamiento interno del grupo familiar, y cómo aplican eso luego en la comunidad. Nos vamos muy satisfechas con esta experiencia”.
El enfoque del programa fue integral, con perspectiva territorial, sistémica, de género y derechos de la niñez. La identificación de las familias se realizó en coordinación con dirigentes vecinales y equipos municipales, priorizando sectores de alta vulnerabilidad. Con un presupuesto total de $52.480.000, el Programa Acción Familia se consolida como una herramienta efectiva para el fortalecimiento familiar y comunitario, dejando huella en quienes se atrevieron a participar.