En lo alto de unos de los cerros de la quebrada de La Chimba, existe un monolito, custodiado por el viento y las nubes, es el silencioso recuerdo de una de las tragedias que hace 24 años enlutó a Carabineros y a toda la Región.
Aunque los años han pasado, su recuerdo sigue y esa bandera ante la que juraron servir, flamea silenciosa como testimonio de la vocación de los seis Carabineros que perdieron la vida cuando concurrían a cumplir con su deber.
Hasta este lugar y luego de una caminata de más de una hora llegaron al alba una delegación de la Sección Aérea y de la SIAT junto al Jefe de la Zona de Carabineros Antofagasta, general Cristian Montre Soto, a rendir un homenaje y testimonio de que no han sido olvidados.
El día que marcó a la Región
El miércoles 10 de octubre del 2001 se iniciaba como cualquiera, los trabajadores salían de sus hogares o regresaban de sus turnos, los escolares iban rumbo a sus clases, Carabineros patrullaban sus sectores y en las unidades hacían su trabajo habitual, pero esa tranquilidad fue rápidamente quebrada, 23 vidas se perdieron ese día en dos accidentes que trágicamente se entrelazaron.
A las 08:40 horas, un grave accidente en la ruta que une Calama con San Pedro de Atacama dejó un saldo de 17 trabajadores fallecidos y numerosos heridos. El choque frontal entre un bus con trabajadores y un camión cargado con concreto fue devastador.
El bus, se desplazaba de poniente a oriente, en dirección a Calama, trasladando a trabajadores de una empresa contratista. En sentido contrario viajaba el camión, con 12 toneladas de material.
Fue una colisión frontal, con el impacto la máquina de carga giró y junto al bus avanzaron unos 40 metros, para luego volcar a un costado de la ruta.
El depósito de concreto cayó sobre el bus y los trabajadores, la cabina del camión se pulverizó y el bus se torció sobre su chasís.
A los minutos de la tragedia en el cuartel de la Sección de Investigaciones de Accidentes en el Tránsito, Siat de la Prefectura de Antofagasta se recepcionaba aquel llamado. Se hacía imperioso que se constituyera un equipo investigador en el lugar del accidente.
Rápidamente la patrulla de turno preparó los equipos. El equipo N° 1 estaba compuesto por los sargentos 2dos. Pedro Segundo Sáez Aguilera, Arturo Hernán Farias Botarro y la carabinero Nancy del Carmen Núñez al mando del capitán Patricio Guillermo Arancibia Hohmann.
Por la magnitud del accidente que enlutaba la Provincia de El Loa, se decide concurrir en un avión institucional, para poder llegar rápidamente.
Pasadas las 10 am el equipo de la SIAT abordaba en la Sección Aeropolicial de Carabineros, en ese tiempo ubicado en el desaparecido aeródromo de La Chimba, el Cessna matrícula CCLLA, su piloto el capitán Patricio Peñaloza González y el mecánico de aviones Carabinero Marcelo Rivera Durán preparaban el despegue.
Revisión de instrumentos, comunicación con la torre de control, autorización de vuelo, el despegue. A las 10:32 horas despega la nave con los seis Carabineros, iniciando un trayecto que no llevaría más de una hora,pero no llegaron a su destino.
A los diez minutos de vuelo, se pierde todo contacto con ellos. En la IIa Zona de Carabineros, en las Prefecturas de Antofagasta y El Loa y en las unidades de toda la región caía un velo de incertidumbre y angustia, cada intento de comunicarse con la aeronave era fallido y aunque nadie quería asumirlo, comenzaba a surgir la posibilidad que el avión y sus tripulantes nunca más volverían a aterrizar.
Se activó un plan de búsqueda a cargo del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) de la Fuerza Aérea de Chile, y a las 14.30 horas la esperanza se esfumó. Los restos humeantes del avión son divisados en la ladera de un cerro por un piloto particular que se había unido a la búsqueda.
El lugar se ubica a unos cuatro kilómetros de la Quebraba La Chimba a pocos metros de la cima de uno de los imponentes cerros y concurrir a pie requirió más de una hora de caminata entre quebradas y acantilados, pero para Carabineros no fue impedimento, eran sus compañeros..
Al llegar se encontraron con el desolador panorama. Una extensa área quemada daba cuenta de la violencia del impacto, los seis tripulantes habían fallecido de manera instantánea.
La misión del rescate, encomendada a la FACH, fue lenta uno a uno los cuerpos fueron trasladados hasta el Servicio Médico Legal de Antofagasta.
Ese día ningún Carabinero quedó ajeno al dolor por el triste destino de los mártires. Esa noche en el Grupo de Formación de Antofagasta el silencio era conmovedor y a los pocos días la comunidad antofagastina les rindió el último homenaje volcándose a la iglesia Catedral donde sus cuerpos fueron velados y con un templo repleto fueron despedidos con el himno de Carabineros y el corazón apretado.