Un necesario homenaje a la destacada y querida poeta Gabriela Mistral rindió la Logia N14 “Unión y Cultura”, en el monumento ubicado en la avenida Brasil de Antofagasta, obra de 1988 del reconocido escultor, pintor, grabador y maestro, Osvaldo Ventura López. La actividad, donde participó el Círculo Femenino de Antofagasta, se desarrolló en el marco de los 80 años del Premio Nobel de Literatura para Gabriela Mistral, en 1945.
En la ocasión se rodeó con una cinta el monumento, donde se dejaron claveles con pasajes de la vida de la poeta. Además, se leyó un texto referente al importante paso de la poetisa por Antofagasta, donde ocupó el cargo de inspectora del Liceo de Niñas de Antofagasta y comenzó a utilizar el seudónimo que la inmortalizó en columnas en la prensa local.
Se destacó que Gabriela Mistral tuvo la versatilidad para encantar a todos los estratos de un país como el nuestro, mediante el arte de la literatura. Luego, la poeta encantó al mundo y consolidó la poesía latinoamericana a través del Premio Nobel. Su poesía, que tiene alcance global, sigue uniendo con el paso del tiempo porque le habla a la profundidad del ser humano.
Antofagasta
“Sobre las olas azules/ Ágil se desliza el barco/ Allí una mancha sombría se desliza/ Delata el terruño agreste y sombrío/ A la pupila que ansía descubrirle”. Así describió Lucila Godoy Alcayaga su llegada a la costa de Antofagasta, a bordo del vapor Panamá, el miércoles 11 de enero de 1911.
Según relata el recordado escritor Mario Bahamonde, la única persona que la esperaba en el puerto era su amiga Fidelia. Ella era la directora del Liceo de Niñas de Antofagasta, donde Lucila venía destinada como inspectora general y profesora de castellano.
Para ese año, el Liceo de Niñas tenía apenas 204 alumnas y funcionaba en la calle Bolívar 654. El edificio era propiedad del empresario Zaracías Gómez. Nueve meses después de llegar al norte, comenzó a colaborar con El Mercurio de Antofagasta, tal como lo había hecho en su región natal con El Coquimbo, La Voz del Elqui y La Reforma.
Durante el año y medio que vivió en Antofagasta, comenzó su primer libro, “Desolación”, obra publicada once años después. De acuerdo al testimonio del director del Mercurio de Antofagasta, Fernando Le Fort, aquí Lucila Godoy dio forma a los famosos “Sonetos de la Muerte”.Gabriela Mistral tuvo un breve paso por Antofagasta, pero dejó una huella en la ciudad que marcó para siempre la historia de la Perla del Norte.